LINO
COLUNGA, es un ingeniero en MECATRONICA
que construyó un módulo de transferencia corporal que lo está llevando en
distintas ocasiones, a la distancia de donde él vive normalmente y sobre todo
al pasado, donde conoce en persona las cosas que sucedieron, pero en las cuales
no se puede intervenir, porque se atentaría contra el devenir de la historia,
ésta vez, LINO viaja esta vez hasta
Corinto en Grecia, y conoce los LA BATALLA DE LAS TERMÓPILAS.
LINO abordó
su MÓDULO de TRANSFERENCIA el cual lo tiene en un bodegón de la
colonia Martín Carrera en el Distrito Federal y tomó unas coordenadas al azahar
en su carta de Mercator y una fecha en el dial del tiempo pasado. Las
coordenadas fueron: 38 grados, 48 minutos, 18 segundos latitud norte
y 22 grados, 33 minutos y 36 segundos longitud este. El tiempo que
escogió fue: año 480 a.C. y fue a parar al PASO DE LAS TERMÓPILAS.
al parar el módulo de LINO en este lugar empezó a ver el desarrollo de tan desigual batalla.
EL MODULO DE LINO BAJANDO EN LAS TERMÓPILAS
Durante la segunda guerra médica, los persas invadieron Grecia con más de 200.000 hombres bajo las órdenes de su emperador, Jerjes. Durante esta batalla, los famosos 300 espartanos plantaron cara ante un ejército persa que ya había arrollado a los macedonios y a los tesalios, y se disponía a conquistar la península Ática y el Peloponeso. “Hoy nuestras flechas oscurecerán el Sol” dijeron los persas, “Tanto mejor, así lucharemos a la sombra”, respondieron los espartanos.
JERJES, EMPERADOR DE PERSIA
Diez años antes, tras la revuelta jónica, los atenienses habían
acabado con el ejército del emperador persa Darío en la batalla de Maratón.
Ahora Jerjes, su hijo, le vengaría en una invasión a Grecia en la que reuniría
a soldados de más de 50 naciones que componían el Imperio Persa, creando un
ejército tan inmenso que fuese imposible llevarlo a Grecia por mar, así que
decidió dirigirse al norte de Grecia para ir yendo al sur hasta la península
del Peloponeso. Los griegos, siempre peleándose entre ellos, debían de unirse
para frenar la invasión persa, llevada a cabo por todos los soldados de Asia
Menor y el oeste de la India. Para frenar esta invasión, los griegos se
reunieron en Corinto e intentaron buscar un punto en el que poder frenar a los
persas por tierra, ya que por mar no tendrían nada que hacer contra la flota
griega. El lugar elegido fue el paso de las TERMÓPILAS, el único punto por el
cual en aquella época se podía llegar a la península Ática (donde se encontraba
Atenas) y al Peloponeso.
SOLDADOS ESPARTANOS EN EL PASO DE LAS TERMÓPILAS
Leónidas, rey de Esparta, se dirigió al paso con su guardia
personal de 300 espartanos para reunirse allí con tebanos, locrios, focenses y
todos los griegos que decidieron acudir para formar un total de 6000 griegos.
Se estima que el ejército de Persia tendría entre 200.000 y 400.000 efectivos,
así que Jerjes decidió proponerle a Leónidas que depusiera las armas, la
respuesta del espartano, “Venid a buscarlas”. Jerjes dispuso el ataque con una
primera ofensiva gigantesca, pero los griegos se dispusieron en el paso
formando una muralla de bronce con sus escudos, corazas, y sus cascos, a través
de los que asomaban sus ojos. Esta visión aterradora empeoró la moral de los
persas, que tras una primera embestida, no les quedó otra opción que retirarse
debido a la carnicería que montaban los espartanos. El segundo día Jerjes
decidió zanjar el encuentro, y envió a las mejores tropas de Asia, los diez
mil inmortales, cuyo número siempre permanecía intacto. Cuando estos
atacaron, fueron arrinconados por la apisonadora griega en un acantilado, por
el que acabaron cayendo TODOS, exceptuando los que murieron antes cuando los
espartanos hundieron sus lanzas en sus cuerpos indefensos. El tercer día, el
paso estaba cubierto con miles y miles de cadáveres de los soldados persas
caídos, que y le ofrecían un festín a los buitres. Los persas volvieron a
atacar, y a morir.
Jerjes se disponía a retirarse y abandonar la conquista de
Grecia, pero cuando todo parecía perdido, un pastor griego de la zona llamado
Efialtes le muestra a Jerjes un sendero oculto por el cual rodear a los griegos
y aniquilarles de una vez por todas. Antes de que los griegos se vieran
acorralados, Leónidas fue informado de la traición, y licenció a todos los
griegos menos a sus 300 espartanos, a los tebanos, ya que se dudaba de su
lealtad de hecho al empezar el combate huyeron y a los tespios, que
decidieron quedarse a morir con los espartanos. Leónidas sabía que los persas
les atacarían por la retaguardia, así que decidió morir matando. El cuarto día
los griegos atacaron el campamento persa. Los espartanos tardaron bastante en
morir, y les dio tiempo de matar a una buena cantidad de persas antes de
fallecer, hasta que Leónidas cayó por la herida de una flecha, y el resto de
los espartanos murieron a causa de la avalancha de flechas que lanzaron los
persas sobre los supervivientes. Aunque los persas siguieron avanzando y
conquistaron Atenas, los griegos se reagruparon y en la batalla de Platea
remataron a unos persas que ya temblaban al oír el bronce de los escudos
griegos. Desde entonces, los persas no volvieron a entrar en el territorio
heleno nunca más, hasta los tiempos del Imperio Otomano.
Después de haber observado la batalla, LINO abordó de nuevo su módulo, cerro la puerta se sentó a los controles, oprimió el botón rojo de retornar y su Teletransportador lo condujo de nuevo a la colonia Martín Carrera.
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