sábado, 30 de noviembre de 2013

EL MUNDO MAYA



LINO COLUNGA, es un ingeniero en MECATRÓNICA que construyó un módulo de transferencia corporal que lo está llevando en distintas ocasiones, a la distancia de donde él opera normalmente y sobre todo al pasado, donde conoce en persona las cosas que sucedieron, pero en las cuales no se puede intervenir, porque se atentaría contra el devenir de la historia, ésta vez, LINO  viaja a la península de Yucatán y conoce la pirámide de CHICHEN ITZA y convive con los MAYAS.

 

LINO se subió a su MÓDULO de TRANSFERENCIA y colocó unas coordenadas en la pantalla de la carta Mercátor la cual inducía al equipo de navegación inercial para llegar a ese lugar y una fecha en el dial del tiempo pasado. Las coordenadas fueron: 20 grados, 40 minutos, 58 segundos latitud norte y 88 grados 34 minutos y 03 segundos longitud este. El tiempo que escogió fue: 25 de mayo del año 1230 d.C. y fue a parar al estado de Yucatán llegando a la CHICHEN ITZA en el momento en que los mayas  estaban haciendo una ceremonia en honor de KUKULCÁN.


PIRAMIDE EL CASTILLO DEL TEMPLO DE KUKULCAN EN CHICHEN ITZA


MODULO TELETRANSPORTADOR DE LINO COLUNGA
 
LINO se acerco al CASTILLO y esto fue lo primero que vio:
 
 
LA CABEZA DE LA SERPIENTE EMPLUMADA AL PIE DE LA ESCALERA
 
 
También LINO entendió al ver la pirámide y contar las nueve plataformas que tiene, que nos recuerda el tiempo que vivimos dentro del vientre materno en el cual se gestan todas las transformaciones necesarias para que se forme un nuevo ser. Internamente significa que antes de que descienda KUKULCÁN tenemos que pasar por grandes cambios en nuestros actos, emociones, sentimientos, pensamientos, costumbres, reglas, hábitos, creencias, etc. para preparar nuestra propia tierra interna o sea nuestra vida y entonces así KUKULCÁN se manifestará en nuestras vidas.
Claro está que la serpiente emplumada desciende del sol o del dador de vida a este planeta, por lo que, para el ser humano eso nos representa un conjunto de valores, virtudes, capacidades, facultades, que sólo pueden desarrollarse en aquel que ha formado sus nueve plataformas en su existencia es decir: En el que lucha de momento en momento por trascender las actitudes inconscientes e inferiores que lleva en su interior el ser humano.
Y así como KUKULCÁN fecunda la tierra para que ésta tenga vida y la tenga en abundancia, así también tenemos que proceder con nuestra propia existencia, lograr que todo ese conjunto de valores que llegan a nosotros cuando luchamos por una transformación integral, en verdad fecunden y logren que nazcan nuevas formas de vida en todo el roce social que tenemos diariamente, que es en donde podremos observar si de verdad estamos siendo fecundados por nuestro KUKULCÁN interior.
Para todo este proceso se requieren grandes sacrificios, trabajos conscientes y padecimientos voluntarios… indicado claramente por las formas de “T” o cruces a la manera maya, incrustadas en bajo relieve en la gran pirámide de Chichen Itzá, obviamente para pasar por un proceso de transformación humana o de ser fecundados por KUKULCÁN se necesitan grandes expiaciones, a los que generalmente los seres humanos no estamos acostumbrados, “El agua tiene que hervir a cien grados centígrados porque si no, no se cristaliza lo que se tiene que cristalizar”, claro está que ninguno de nosotros pretende un día deshacerse de sus placeres, pero bien sabemos que no se trata de hacerlos pedazos con un martillo o de arrojarlos al cesto de la basura en unos cuantos instantes de arrepentimiento por los que a veces pasamos, sino mas bien se trata de mucha paciencia, serenidad y continuidad, auto observándose en cada instante de nuestra existencia y así como a través de tantos años alimentamos esos placeres de nuestra vida, de la misma manera ahora alimentando a nuestro KUKULCÁN, los cambios irán apareciendo en forma natural, espontánea, eso sí, como resultado de los grandes sacrificios que son necesarios vivir.

 
FIGURA DE KUKULCÁN EN UN GLIFO DEL CASTILLO EN CHICHEN ITZA
 
Según los mayas, se necesitan grandes bases en todo lo que hacemos para lograrlo, bases en nuestra forma de vivir en lo que decimos, pensamos y hacemos en general; esa es la plataforma cuadrada en la que esta cimentada la pirámide de KUKULCÁN o dedicada a este conjunto de principios universales, un cuadrado, indicio de que en todo lo que hagamos siempre debe haber un cimiento fuerte, consciente, para que nada ni nadie lo derrumbe y entonces así ya podemos continuar formando las nueve plataformas para que KUKULCÁN nos fecunde.
Esa era la fiesta mística de nuestros antepasados mayas, no solo dedicada a los grandes rituales a la tierra, al agua, al aire o al fuego, sino principalmente a las fiestas cósmicas dedicadas a aquellas esencias humanas, mujeres y varones que lograban en su interior ser fecundados por KUKULCÁN, porque sabían que de ellos iban a depender las generaciones siguientes y que aun cuando el sol físico y sus construcciones siguieran enseñando a través de sus simbolismos la auténtica transformación del hombre, el día que desaparecieran esos Kukulkanes humanos, entonces la decadencia en el mundo comenzaría y todo se volvería un caos como sucede actualmente en nuestro plantea, en donde solo nos la pasamos visitando las majestuosas construcciones de nuestros antepasados pero hemos olvidado el motivo principal de aquello que hoy solo nos asombra. Eso es Teotihuacán, Montealbán y Chichen Itzá.  
 
 

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