viernes, 24 de julio de 2015

EN LA BAHÍA DE COCHINOS

Estaba LINO COLUNGA revisando el CAJON DE LOS CONOCIMIENTOS a través de su chip que tiene incrustado en el cerebro.



LINO COLUNGA es un ingeniero en Mecatrónica que construyó un MÓDULO DE TRANSFERENCIA CORPORAL con el cual puede viajar en el tiempo y la distancia para ver los hechos que ocurrieron en determinado lugar.



La única obligación que tiene LINO es no intervenir en los hechos, para no cambiar la historia.

Al ver las noticias, donde Cuba y Estados Unidos están volviendo a tener relaciones diplomáticas, quiso saber lo que sucedió en la batalla de Girón.

La Invasión de Bahía de Cochinos, también conocida como Invasión de Playa Girón o la Batalla de Girón, fue una operación militar en la que tropas de cubanos exiliados, apoyados por Estados Unidos intentaron invadir Cuba en abril de 1961, comenzando por crear una cabeza de playa, formar un gobierno provisional y buscar el apoyo de la Organización de los Estados Americanos y el reconocimiento de la comunidad internacional. La acción acabó en fracaso en menos de 65 horas, fue completamente aplastada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba.

El 17 de marzo de 1960, Eisenhower ordenó a la CIA la organización de una unidad de guerrilla compuesta por exiliados cubanos, con el propósito de derrocar al líder Fidel Castro. En esta empresa, la CIA tenía la responsabilidad de coordinar acciones de inteligencia con grupos anti-castristas dentro de Cuba, que pudieran facilitar la invasión. Pues se confiaba en levantamientos populares contra Castro y en deserciones masivas en sus fuerzas.
En un origen, se planeó que la lucha sería de guerrillas; posteriormente, una decisión política del gobierno de Estados Unidos la transformó en una brigada de combate bautizada como "Brigada 2506".
La Brigada 2506 contaba con la élite de las fuerzas aéreas de Cuba, compuesta por ex-pilotos de la Marina de Guerra, Fuerza Aérea y Ejército. En la parte civil de la Fuerza Aérea de Liberación o "FAL", los pilotos de los aviones de transporte provenían de las líneas aéreas comerciales como Cubana de Aviación y Aerovías Q; algunos de ellos tenían un promedio de 20000 horas de vuelo. Ellos volarían obsoletos aviones bimotores C-46 y cuatrimotores C-54 dados de baja tras la Segunda Guerra Mundial.
En la madrugada del sábado 15 de abril de 1961 ocho aviones A-26, con bandera cubana en el fuselaje, bombardearon los aeropuertos militares de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y el aeródromo Antonio Maceo de Santiago de Cuba, con el resultado de 5 aviones destruidos: un Sea Fury y dos B-26



en San Antonio de los Baños, y dos aviones de transporte en Santiago de Cuba. Sin embargo, el ataque sobre Ciudad Libertad solamente destruyó dos antiguos aparatos P-47 Thunderbolt que eran ya inservibles para las fuerzas aéreas cubanas.

Un A-26, pilotado por el capitán Mario Zúñiga, fue preparado específicamente para ir directamente hacia Estados Unidos desde Valle Feliz en Nicaragua y aterrizar en la base aeronaval de Cayo Hueso en la mañana del mismo 15 de abril, donde se presentó como "desertor" de la Fuerza Aérea Cubana, informando que él y otros pilotos cubanos habían sido los autores del ataque a los aeropuertos, y que eran parte de un grupo militar cuyo objetivo era derrocar al gobierno de Fidel Castro.

Entonces LINO COLUNGA abordó su MÓDULO, y poniendo las coordenadas de playa Girón: 22 grados, 13 minutos de latitud norte y 81 grados, 10 minutos de longitud oeste. Y en el dial de las fechas: 19 de abril de 1961. Cerrando la puerta de la nave, y ya sentado en los controles, pulso el botón de: “VIAJAR” y de inmediato se encontró en la Bahía de Cochinos y esto fue lo que vio… 




El miércoles 19 de abril, las fuerzas invasoras tienen que retroceder durante la madrugada desde San Blas hacia Playa Girón, donde quedan prácticamente sitiadas por las tropas gubernamentales; los que quedan rezagados pronto son cercados y se rinden en el transcurso de la mañana. En la playa, a la escasez de municiones se une la completa falta de apoyo aéreo, por lo cual los casi 1.100 hombres de la Brigada 2506 son un blanco fácil para los aviones B-26 que envía el gobierno cubano.
El comandante José Ramón Fernández conocido como "Gallego" y el propio Fidel Castro se trasladaron a la zona del conflicto y observaron directamente las últimas acciones bélicas. Precisamente Castro presionó fuertemente para que la ofensiva se acelerara y así evitar que transcurrieran las 72 horas que necesitaba el gobierno de los EE. UU. para reconocer al "gobierno provisional" que allí se intentase establecer, con el objetivo de evitar la invasión directa de la Marina y el Ejército estadounidense. Hacia el final del día unos cientos de invasores intentaron huir, algunos buscando lanchas, otros ocultándose por las zonas pantanosas de la Ciénaga de Zapata, aunque la mayoría de sobrevivientes debieron rendirse poco antes del anochecer.
Algunos sobrevivientes de la fuerza invasora cruzaron la Bahía de Cochinos hacia el oeste y estuvieron durante algunos días vagando por los densos manglares de la Ciénaga de Zapata, hasta ser capturados. La operación terminó con una derrota total de los miembros de la Brigada 2506


Una vez que todo esto terminó LINO abordó de nuevo su MÓDULO y regresó a la bodega donde guara su nave, en la Colonia Martín Carrera de la ciudad de México.


martes, 16 de junio de 2015

UN VIAJE A LAS ISLAS ORCADAS

LINO COLUNGA, nuestro ingeniero en MECATRÓNICA, es un gran admirador del pueblo Alemán, por lo tanto todo lo que ha sucedido a este gran pueblo, LINO está siempre atento.




Una noche LINO COLUNGA soñó en las aventuras marinas del Imperio Alemán durante la Primera Guerra Mundial. Por el simple hecho de que LINO tiene insertado un chip del CAJÓN DE LOS CONOCIMIENTOS y en su sueño, el ingeniero vio algunas imágenes de lo que ocurrió en las islas Orcadas de Escocia.


Al final de la Primera Guerra Mundial. La Flota de Alta Mar había sido internada bajo los términos del Armisticio mientras se negociaba sobre el futuro de los buques. Temiendo que los buques fueran repartidos entre las potencias aliadas, el comandante alemán, almirante Ludwig von Reuter, decidió echar a pique la flota.

El hundimiento tuvo lugar el 21 de junio de 1919. La intervención de la guardia británica consiguió que algunos buques embarrancaran, evitando su hundimiento, pero 52 de los 74 barcos internados se hundieron. La mayoría de los buques hundidos fueron recuperados a lo largo de los años siguientes, siendo posteriormente remolcados hasta el desguace. Los pocos que permanecen son lugares populares de buceo.

Al despertar de su sueño, LINO COLUNGA decidió asistir a este evento doloroso para ver de primera mano lo ocurrido en dichas islas.

Para esto LINO cuenta con su MÓDULO DE TRANSFERENCIA CORPORAL con el cual puede viajar al pasado y saber como pasaron las cosas.




LINO abordó su módulo y puso en el control de las fechas: 21 de junio de 1919 y en la carta MERCATOR las coordenadas: 58 grados, 53 minutos y 30 segundos de latitud norte, y 3 grados 11 minutos de longitud oeste. Oprimió el botón de “Viaje” y de repente, el MÓDULO lo llevó a SCAPA FLOW.

Llegó a las 10:00 de la mañana del 21 de junio y de inmediato LINO se dio cuenta que el Contra almirante Ludwig Von Reuter envió mediante banderas, la señal por la cual ordenaba a la flota estar alerta ante la orden de echar a pique. En torno a las 11:20 se envió la orden mediante banderas: "A todos los oficiales al mando y líderes de los buques torpederos. Párrafo 11 de la fecha de hoy. Acuse recibo. Jefe de la escuadra internada." La señal fue repetida mediante semáforos y reflectores. El hundimiento comenzó inmediatamente: se abrieron los grifos de fondo y tomas de agua, y se procedió a romper las tuberías internas de agua. Los ojos de buey habían sido aflojados previamente, las puertas estancas se habían dejado abiertas, y se habían abierto las cubiertas de los condensadores y, en algunos buques, se habían realizado agujeros a través de los mamparos para permitir que el agua circulara una vez que empezaran a ser echados a pique.

No hubo efectos visibles hasta el mediodía, cuando el Friedrich der Grosse comenzó a tener una fuerte escora a estribor y los buques de la armada imperial izaron en sus mástiles la bandera imperial. Las tripulaciones comenzaron a abandonar sus buques. Las fuerzas británicas que se encontraban en ese momento en Scapa Flow eran tres destructores, uno de los cuales estaba en reparaciones, siete arrastreros armados y un número indeterminado de pesqueros armados. Fremantle comenzó a recibir noticias del hundimiento a las 12:20, y canceló el ejercicio que estaba realizando con su escuadra a las 12:35, navegando a toda máquina de vuelta a Scapa Flow, a donde arribaron a las 14:30, a tiempo de ver como ya solo quedaban los grandes buques a flote. Radió la orden de evitar el hundimiento de los buques, o embarrancarlos. El último buque en hundirse fue el crucero de batalla Hindenburg a las 17:00. De los 16 buques capitales, solo el Baden había sobrevivido. Nueve alemanes perdieron la vida por disparos de los británicos y otros 16 resultaron heridos a bordo de sus buques mientras los británicos trataban de evitar el hundimiento.

Estas son algunas de las escenas que LINO observó del hundimiento de la flota.



SMS HINDENBURG

SMS BAYERN

Una vez observado dicho hundimiento, LINO COLUNGA regresó en su MÓDULO a México.




miércoles, 3 de junio de 2015

LA BATALLA DE LEPANTO

Estaba mi amigo LINO COLUNGA sentado en una poltrona y empezaba a leer la novela DON QUIJOTE.



Recordemos que Lino es un ingeniero en mecatrónica, que vive la colonia Martín Carrera del Distrito Federal.



Este ingeniero construyó un MÓDULO DE TRANSFERENCIA CORPORAL que lo lleva al pasado y conoce personalmente todos aquellos eventos don el hombre ha participado en la historia.



Lo único que LINO debe de hacer, es solo observar como pasaron los acontecimientos y no debe de intervenir, pues no se puede cambiar lo ocurrido en el pasado.
Pues bien, al leer: “En un lugar de la Mancha…” empezó a imaginarse al escritor: y en la portada del libro decía: MIGUEL DE CERVANTES Entonces LINO acudió a su chip que tiene en el cerebro y que se llama: “EL CAJON DE LOS CONOCIMIENTOS” y de inmediato se entero que el autor de la novela perdió la movilidad de su mano izquierda en la BATALLA DE LEPANTO. Por eso le llamaron: “EL MANCO DE LEPANTO”.




Pues bien LINO COLUNGA preparó su MÓDULO y decidió ir a ver esa guerra que tanto le intrigó. Mientras lo preparaba, puso en el dial de la fecha: 7 de octubre del año 1571 y las coordenadas del lugar en el golfo de Corinto en la carta Mercator: 38 grados con 12 minutos de latitud norte, y 21 grados con 18 minutos de longitud este. Se subió al MÓDULO, cerró la escotilla encendió el motor y pulsó el botón de VIAJAR de inmediato llegó al lugar.

Se dio cuenta que la batalla la llevaban a cabo la Liga Católica contra el imperio Otomano. Esta liga estaba conformada por: La Monarquía de los católicos, los Estado Pontificios, la Orden de Malta, El ducado de Saboya.

Esta liga Católica contaba con: 227 Galeras, 76 Fragatas y 6 galeazas. Mientras que la armada Otomana contaba con: 210 Galeras y 87 Galeotas.

La armada aliada estaba al mando de don Juan de Austria, secundado en la armada real por Álvaro de Bazán, Alejandro Farnesio, Luis de Requesens y Juan Andrea Doria; mientras que la veneciana iba capitaneada por Sebastián Veniero y la pontificia por Marco Antonio Colonna.

La flota Otomana era comandada por Ali Pasha.
La BATALLA se estaba llevando de la siguiente manera:
La flota de la Liga Santa, en formación de combate, emergió por la brecha que dejaban las islas de Kouhtsilaris y Oxia, seguida del ala derecha, que daba al mar abierto, al mando de Gian Andrea Doria y el ala izquierda, más próxima a la costa, estaba al mando de Barbarigo. La división de reserva, dirigida por el marqués de Santa Cruz, aún no había alcanzado las islas y probablemente rebasó Oxia por el oeste. Al llegar el marqués felicitó a Juan de Austria por haber encontrado al enemigo pero Gian Andrea Doria no compartía su entusiasmo ya que creía que eran los otomanos los que los habían localizado a ellos primero.
Cuando las fuerzas avanzaban se toparon con un cambio en la dirección del viento, que comenzó a venir desde el oeste, lo que beneficiaba a la flota católica. Los sacerdotes de las galeras cristianas, que eran jesuitas en el caso de los Habsburgo y franciscanos en las venecianas, creyeron que aquello se debió a una intervención divina.
Pese a contar con un número similar de soldados, los galeotes de las galeras de los Habsburgo y del Papa, desprotegidos y mal armados debieron ser de escasa utilidad. Sin embargo, en el caso de las venecianas, aunque insuficientemente preparadas, contaban con casi todos los remeros reclutados y bien equipados por lo que casi triplicaban el número de combatientes. Los hombres de las galeras de Creta, Dalmacia y las islas Jónicas estaban entre los mejor equipados.
La FLOTA OTOMANA al mando de Alí había llamado a todos sus almirantes para concentrar sus fuerzas en Lepanto. El último en llegar fue Mahometbey de Negroponte, con 60 galeras y 3.000 soldados.
En total reunieron 210 galeras, 87 galeotas y 120.000 combatientes, de los cuales 50.000 eran soldados, 15.000 tripulaciones y 55.000 galeotes. La «chusma» estaba compuesta de prisioneros cristianos capturados en distintas batallas o asedios. Además, las piezas artilleras ascendían a 750, menos que las cristianas, aunque los arqueros llevaban flechas envenenadas y fueron muy útiles en los abordajes. Al igual que la flota cristiana, están divididos en cuatro cuerpos. Su formación era de media luna.
El primero, cuerpo derecho, al mando de Mahomet Siroco, gobernador de Alejandría, formado por 54 galeras y 2 galeotas.

El segundo, centro, mandado por Alí Bajá, general en jefe, con 87 galeras y 32 galeotas.

El tercero, cuerpo izquierdo, lo manda el corsario Cara Hodja con 61 galeras y 32 galeotas.

El cuarto, o escuadra de reserva o socorro, lo manda Murat Dragut, y tiene 8 galeras y 21 galeotas y fustas.

Las órdenes eran terminantes. El gran señor Selim II ordenó a Alí salir a la mar en busca de los cristianos y combatirlos donde los encontrara.

LINO COLUNGA observó el final de la BATALLA DE LEPANTO y se enteró de lo siguiente: En Petala los cristianos efectúan el recuento de bajas. Se contabiliza la pérdida de 12 galeras cristianas aunque luego ascendieron a 40 por los graves daños sufridos y de 7.600 hombres, de los que 2.000 eran españoles, 880 de la escuadra del Papa y 4.800 venecianos. Hubo 14.000 heridos. Se cuentan «170 galeras y 20 galeotas de 12 bancos arriba» apresadas a los turcos, de las que sólo 130 estaban útiles; las otras 60 fueron quemadas. Se hicieron 5.000 prisioneros y se liberó a 12.000 cautivos cristianos. Se estimaron entre 25.000 y 30.000 los muertos del bando turco. Cabe hacer algunas observaciones:


Aunque los turcos tenían más hombres y más naves que los cristianos, las galeotas no podían oponerse a las galeras.

En las galeras turcas, salvo en las 40 ó 50 galeras reales, había menos hombres de guerra que en las cristianas, gracias a la previsión de don Juan de embarcar tropas españolas en las galeras venecianas.

Los cristianos usaban arcabuces, mientras que los turcos preferían las flechas. Consideraban que en el tiempo de cargar un arcabuz un arquero podía disparar seis flechas. Pero ni los daños, ni el alcance, ni la puntería eran comparables.

En Mesina, don Juan había ordenado rebajar los espolones de las galeras y cerrar las esculturas de adorno de proa, con lo que los cañones tenían más campo de tiro.

Pese a la esperanza puesta en ellas, la potencia artillera de la galeazas no tuvo casi influencia en el combate, pero sirvieron para desbaratar la formación de combate turca, al adelantarse su cuerno derecho.

La victoria de la batalla fue atribuida a la Virgen del Rosario, por haberse celebrado el primer domingo de octubre, fecha en la que las cofradías del Rosario, fundadas por la Orden de Predicadores a la que pertenecía el Papa San Pío V. Dicho Papa, que organizó un rosario público el día de la batalla naval en la Basílica de Santa María la Mayor, estableció la fiesta de la Virgen de las Victorias el primer domingo de octubre, que poco después, en 1573, Gregorio XIII la denominó fiesta de la Virgen del Rosario, y la trasladó al 7 de octubre.

Después de haber observado todo esto Lino abordó su MÓDULO DE TRANSFERENCIA CORPORAL oprimió el botón de regreso y en un instante regresó a su bodega.




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lunes, 27 de abril de 2015

LA BATALLA DEL ÁLAMO

La batalla de El Álamo del 23 de febrero al 6 de marzo de1836 fue un conflicto militar crucial en la Revolución de Texas que consistió en un asedio de 13 días de duración, desde su inicio el 23 de febrero hasta el asalto final del 6 de marzo de 1836, y enfrentó al ejército de México, encabezado por el presidente Antonio López de Santa Anna, contra una milicia de secesionistas texanos, en su mayoría colonos estadounidenses naturalizados mexicanos, en San Antonio de Béjar, en la entonces provincia mexicana de Coahuila y Texas hoy estado de Texas, Estados Unidos.

Todos los beligerantes en favor de la República de Texas murieron, a excepción de dos personas, lo cual inspiró a muchos colonos texanos —y aventureros estadounidenses— a unirse al ejército de Texas; animados por el deseo de venganza, a partir de la crueldad mostrada por Santa Anna durante el asedio, los texanos derrotaron el ejército mexicano en la batalla de San Jacinto, el 21 de abril de 1836, poniendo fin al movimiento revolucionario.

Varios meses antes, los texanos habían llevado a todas las tropas federales fuera de la Coahuila y Texas; aproximadamente 100 texanos se guarnecían entonces en El Álamo. La fuerza texana creció ligeramente con la llegada de refuerzos dirigidos eventualmente por los comandantes James Bowie y William Barret Travis. El 23 de febrero aproximadamente 1 500 soldados mexicanos marcharon en San Antonio de Béjar, sitio donde se asienta actualmente San Antonio, como el primer paso en una campaña para retomar Texas.

Durante los siguientes 12 días, los dos ejércitos participaron en varias escaramuzas con bajas mínimas. Consciente de que su guarnición no podía resistir el ataque de una fuerza tan grande, Travis escribió varias cartas pidiendo más hombres y suministros, pero solamente llegaron menos de 100 refuerzos.

En la madrugada del 6 de marzo, el ejército mexicano avanzó hacia El Álamo; tras rechazar dos ataques, los texanos fueron incapaces de defenderse de un tercero. Debido a que los soldados mexicanos treparon por los muros, la mayoría de los soldados texanos huyeron hacia los edificios interiores. Los defensores que no pudieron llegar a estos puntos fueron asesinados por la caballería mexicana en su intento por escapar. Es probable que un pequeño grupo de texanos entre cinco y siete de ellos se hubiesen rendido; aun así, estos fueron ejecutados al instante. La mayoría de los relatos provenientes de testigos oculares informaron de entre 182 y 257 texanos muertos, mientras que la mayoría de los historiadores de El Álamo están de acuerdo en que hubo entre 400 y 600 soldados mexicanos heridos o muertos en combate. Al final, varios individuos no combatientes fueron enviados a Gonzales para que corrieran la voz de la derrota texana. La noticia desató el pánico y las fuerzas texanas —en su mayoría colonos— de la nueva República de Texas huyeron del avance del ejército mexicano.

Esto estaba leyendo LINO COLUNGA de los datos que sacó de “EL CAJÓN DE LOS CONOCIMIENTOS”



LINO COLUNGA es un ingeniero en Mecatrónica que construyó un MÓDULO DE TRANSFERENCIA CORPORAL para poder trasladarse de la época actual a la época y lugar del acontecimiento.




Este MÓDULO tiene en su interior, un calendario y un mapa tipo MERCÁTOR donde LINO pone la fecha y las coordenadas, y con solo mover el botón de adelante dicho MÓDULO lo lleva a dicho lugar en la fecha que el colocó.

Esta vez, la curiosidad del Ingeniero lo llevó a la bodega donde guarda su MÓDULO y lo abordó, colocando las coordenadas de San Antonio Texas, lugar donde se llevó a cabo este conflicto. Las coordenadas son: 29 grados, 25 minutos y 32 segundos de latitud norte. 98 grados, 29 minutos, 10 segundos de longitud Oeste y la fecha: 6 de marzo de 1836.

Porque fue en ese día en que después de llegar las tropas mexicanas a San Antonio las fuerzas texanas se atrincheraron en la misión de El Álamo utilizando algunas casas de sus cercanías como puestos de defensa avanzada. Tras rechazar Travis la invitación de Santa Anna a la rendición, comenzaron los combates.

El asedio se desarrolló según las tácticas militares de la época: con el inicio del sitio los atacantes fueron atacando las posiciones avanzadas texanas y desalojando a los defensores, que quemaron las granjas y casas aisladas y se encerraron dentro de los muros de la fortaleza. Posteriormente las fuerzas mexicanas fueron avanzando progresivamente bajo el fuego de la artillería de los defensores y estableciendo posiciones sucesivas cada vez más cercanas a los muros de la misión, cavando trincheras y reductos en los que emplazaban la artillería propia, de forma que iba batiendo las defensas con creciente eficacia. Mediante un bombardeo continuo y varios amagos de asalto se mantenía la tensión de la guarnición defensora mientras se la iba desgastando, al tiempo que se desmontaban sus cañones y se creaban brechas por las que realizar el asalto final.

Por eso en la madrugada del 6 de marzo unos 1200 soldados mexicanos divididos en cuatro columnas atacaron la fortificación de forma simultánea por los cuatro puntos cardinales. Algunos historiadores afirman que ganaron los muros en el primer asalto, mientras que otros hablan de dos oleadas. En cualquier caso, los defensores no pudieron mantener un perímetro tan amplio durante mucho tiempo, y los atacantes penetraron en el interior de la guarnición dando muerte a todos los defensores.




Entre las fuerzas texanas solamente dos hombres el texano-mexicano Brígido Guerrero y el texano-estadounidense Henry Warnell habían abandonado la misión en los días anteriores, durante el asedio. El resto de ellos murieron en la batalla, aunque su número no se ha llegado a cuantificar de forma definitiva entre 184 y 257, según las fuentes. Los civiles no combatientes mujeres, niños y esclavos que no murieron accidentalmente debido a los combates fueron respetados y se les permitió marchar libremente. El propio Santa Ana exageró la cifra asegurando que en la batalla mato 600 rebeldes, aun cuando su propio secretario reconocería después que era una exageración.

En cuanto LINO observó la derrota de los Texanos por parte de las fuerzas mexicanas, abordó de nuevo su MÓDULO, cerro la portezuela, se sento frente a los controles y pulso el botón de regresar y en un santiamén se encontró de nuevo en la bodega de la colonia Martín Carrera del Distrito Federal.