LINO COLUNGA, es un ingeniero en MECATRÓNICA que construyó un módulo de
transferencia corporal que lo está llevando en distintas ocasiones, a la
distancia de donde él opera normalmente y sobre todo al pasado, donde conoce en
persona las cosas que sucedieron, pero en las cuales no se puede intervenir,
porque se atentaría contra el devenir de la historia, ésta vez, LINO viaja a TELOLOAPAN y observa el ABRAZO DE ACATEMPAN.
Para
LINO COLUNGA
la MECATRÓNICA tiene un espíritu: "El
espíritu de la Mecatrónica rechaza dividir a la ingeniería en disciplinas
separadas".
Pero una definición aproximada seria la utilizada por la comunidad europea:
"Mecatrónica es la integración cinegética de la ingeniería mecánica con la
electrónica y con el control de computadores inteligentes para el diseño y la
manufactura de productos y procesos".
LINO
se subió a su MÓDULO
de TRANSFERENCIA y colocó unas coordenadas al azahar en su carta
Mercatoriana y una fecha en el dial del tiempo pasado. Las coordenadas fueron: 17
grados, 59 minutos, 15 segundos latitud norte y 91
grados 30 minutos y 00 segundos longitud oeste. El tiempo que escogió fue: el
10 de febrero de 1821, fue a parar a ACATEMPAN, población del municipio de TELOLOAPAN.
ESTE ES EL MODULO DE TRANSFERENCIA CON EL QUE LINO VA Y VIENE
EL ABRAZO DE ACATEMPAN
es un suceso de la Historia de México ocurrido el 10 de febrero
de 1821, en el que
participaron Agustín de Iturbide, comandante en jefe del ejército
del Virreinato de Nueva España gobernado
entonces por Juan Ruiz de Apodaca y Vicente
Guerrero, jefe de las fuerzas que peleaban por la Independencia de México. Este abrazo marcó
la reconciliación entre las fuerzas virreinales integradas mayoritariamente por
criollos y el ejército insurgente.
EL ABRAZO DE ACATEMPAN, PINTADO POR ROMÁN SAGREDO
Al ser relevado Félix María Calleja como virrey en
septiembre de 1816,
tomó el cargo el capitán general de Cuba, un marino: Juan Ruiz de Apodaca.
Apodaca instrumentó una
política distinta a la de sus predecesores: Venegas y Calleja. Creó el
indulto,
que le fue concedido a la mayoría de los líderes insurgentes, como Nicolás Bravo
e Ignacio López Rayón. Sólo se negaron a acogerse
a esta política: Pedro Moreno, Guerrero, Victoria, Andrés Quintana Roo y Leona Vicario.
Gracias a esta política, la Nueva España vivió casi tranquilamente hasta
finales de 1819.
El 1 de enero de 1820
en Las Cabezas de San Juan Andalucía,
España
el coronel Rafael de Riego se levantó en armas,
proclamando que el rey Fernando VII
debía jurar la Constitución de Cádiz, que las Cortes
Generales proclamaron en 1812. El 26 de mayo el intendente de la provincia
de Veracruz, José Dávila proclamó la Constitución de Cádiz.
Apodaca hizo lo mismo en la capital el 31 de mayo,
provocando con ello protestas y motines.
En México esta noticia tomó
por sorpresa a los novohispanos. Se temía que se suprimieran los privilegios
del clero y del ejército, y que una nueva época liberal llegara al país. Los
criollos, acaudillados por el inquisidor
general Matías de Monteagudo y por Apodaca, se
reunieron en la Iglesia de la Profesa, y ahí conspiraron y resolvieron
separarse de España.
Cuando Guerrero se enteró de
la situación, intentó convencer al coronel
José Gabriel de Armijo, comandante
realista en el sur, de unirse a su movimiento. Armijo permaneció leal al
gobierno español. Guerrero intentó nuevamente persuadirlo a través de una carta
fechada el 17 de agosto, que le fue enviada a Armijo con
el coronel Carlos Moya.
El 9 de
noviembre renunció Armijo, comandante de las operaciones en el sur
del país, por diferencias habidas con el virrey Apodaca, quien lo transfirió a Sevilla
de inmediato.
Guadalupe Victoria, por otra
parte, se ocultaba en las cuevas de la sierra de Veracruz. De este modo, el
frente permanecía tranquilo, pero la captura del líder guerrillero se antojaba
casi imposible.
Apodaca, por consejo de
Monteagudo, nombró a Iturbide como reemplazo de Armijo, y el 16 de
noviembre Iturbide salió de la Ciudad de México y estableció su cuartel general
en TELOLOAPAN. Llevaba consigo doce
mil pesos oro.
Existía el antecedente de una negativa por parte de
Vicente Guerrero de pactar la paz, cuando Apodaca envió al padre del caudillo
al campo de batalla para suplicarle que aceptara
el indulto. Ante esa situación, Guerrero había pronunciado su frase más
conocida: "LA PATRIA ES PRIMERO" Iturbide empezó a
planificar sus acciones militares, con la intención de destruir a las fuerzas
insurgentes. Sus primeros combates resultaron desastrosos, pues fue derrotado
en prácticamente todas las batallas.
VICENTE GUERRERO
Se dio cuenta que Guerrero y sus hombres conocían como
nadie las montañas del Sur, y que en ese terreno sería casi imposible
derrotarlos. Comprendió entonces que la Independencia "Sólo se lograría si
los militares insurgentes se aliaran con las fuerzas que militamos bajo las
órdenes del Rey", como había dicho a un subordinado tras sufrir su única
derrota, en el fuerte del Cóporo.
Iturbide empleó pues, una nueva estratagema: escribió a
Guerrero el 10 de enero,
pidiéndole que se retirara de la lucha, que el gobierno respetaría su cargo
militar y le concedería el indulto. Guerrero se negó terminantemente.
Los hombres al mando del coronel Berdejo fueron
derrotados nuevamente el 27 de enero de 1821, por las fuerzas insurgentes.
Iturbide había enviado una carta fechada el 25 de enero en Teloloapan, en la que le
solicitaba una entrevista y le exponía los puntos de su programa político,
posteriormente recogido en el Plan de
Iguala.
LINO, que aparte de ser un ingeniero en MECATRÓNICA es un gran admirador de la Historia. En cuanto observó como se abrazaron Iturbide y Guerrero, se subió a su módulo y regresó a su bodega, que ya parece el hangar de su TELETRANSPORTADORA.
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