El MÓDULO DE TRANSFERENCIA es una pequeña nave que tiene la capacidad
de trasladarse al pasado y regresar a la época actual. Para este fin utiliza
varias computadoras interconectadas entre sí para poder viajar en el tiempo y
en la distancia. Para el tiempo utiliza un equipo DTE (Equipo medidor del tiempo) el cual mantiene todas las fechas
anteriores a la actual.
Para viajar en la distancia,
el MÓDULO utiliza un sistema de
navegación Inercial, INE (Equipo de
Navegación Inercial) éste equipo utiliza las coordenadas geográficas plantadas
en un carta MERCATOR. En la parte inicial
el equipo ya tiene las coordenadas del bodegón, solo se necesita colocar las
coordenadas del destino para ir. Para regresar, con solo apretar el botón de: RETURN el MÓDULO iniciara el viaje de regreso, y el viajero descenderá de él,
dentro de su local donde inició el viaje.
El constructor de este MÓDULO se llama LINO COLUNGA, él es un ingeniero en MECATRÓNICA que vive en la colonia Martín Carrera de la ciudad de
México donde tiene un bodegón donde guarda su MÓDULO DE TRANSFERENCIA CORPORAL.
La única obligación que tiene LINO
en cada uno de sus viajes es conocer como fue el evento que desea conocer de
primera mano y regresar al Distrito Federal, sin intervenir, pues no se debe
cambiar el destino de la historia.
Para realizar cada uno de
estos viajes LINO debe de utilizar
un chip que el mismo se introdujo en el cerebro que se llama: EL CAJÓN DE LOS CONOCIMIENTOS.
Por todo esto LINO se prepara para ir al cabo de Trafalgar
y conocer lo que ocurrió durante la BATALLA
DE TRAFALGAR que mantuvieron a la coalición de: Reino Unido, Rusia,
Austria, Suecia y Nápoles, contra la coalición de Francia y España.
Por lo que LINO preparó su viaje de una forma muy
sencilla: Abordó su MÓDULO y después
de cerrar la escotilla, colocó en el DTE
la fecha de 21 de Octubre de 1805. Las coordenadas que LINO colocó en el INE
fueron: 36 grados, 17 minutos, 55 segundos de Latitud Norte. Luego: 6 grados,
15 minutos, 19 segundos de Longitud Oeste, que son las coordenadas del cabo de
Trafalgar.
Al asomarse fuera del MÓDULO lo que
LINO observo fue: La flota inglesa, al mando de Horatio
Nelson, atacó en forma de dos columnas paralelas en perpendicular a
la línea formada por Villeneuve, lo que le
permitió cortar la línea de batalla enemiga y rodear a varios de los mayores
buques enemigos con hasta cuatro o cinco de sus barcos.
En un día de vientos flojos, la flota
combinada navegaba a sotavento, lo que también daba la ventaja a los
ingleses y, para colmo de desdichas, Villeneuve dio la orden de virar hacia el
noreste para poner rumbo a Cádiz en cuanto tuvo constancia de la
presencia de la flota inglesa. La marina Británica esta compuesta por 27 navíos y 4 fragatas. Mientras que la marina de los frances y españoles era de: 33 navíos.
El cuerpo español no estaba de acuerdo
en esto. Al parecer, Churruca, mientras leía las señales con el anteojo,
manifestó: «el almirante no sabe lo
que hace, la flota está perdida». Villeneuve intentaba huir casi sin
presentar batalla, cuando la flota combinada franco española era, en cuanto a
navíos, superior a la inglesa.
La virada se realizó desordenadamente,
ya que la virada en redondo con viento flojo tomó mucho tiempo a determinadas
unidades muy pesadas y poco maniobreras. La línea de combate quedó deshecha y
desaprovechada su mayor potencia de fuego. El ataque de Nelson desorganizó
completamente la línea, consiguiendo la división de ésta en tres. Esto permitió
a la escuadra de Nelson capturar a los barcos franceses y españoles, cortar la
línea y batirles con artillería por
proa y popa, los puntos más vulnerables de este tipo de embarcaciones. El
combate empezó al mediodía, cuando un cañonazo de un navío de la retaguardia de
la combinada disparó contra el Royal Sovereign que mandaba Cuthbert Collingwood.
Para colmo de despropósitos, la
escuadra de vanguardia quedó aislada del combate y se alejó considerablemente
del centro de la batalla aún a pesar de las explícitas órdenes generales que
dictaban que «si un capitán no está en
el fuego, diríjase al fuego». El Bucentaure izó enseñas repetidamente para que la
escuadra de vanguardia virase hacia el combate, orden que, inexplicablemente no
fue atendida al momento por Dumanoir al mando de la agrupación. Algunos buques
franceses y todos los españoles de esta escuadra viran hacia el fuego; sin
embargo, Dumanoir, en un acto de cobardía, huye con su barco, el Formidable, junto a tres más: el Mont-Blanc,
mandado por Lavillesgris; el Duguay-Trouin,
mandado por Touffet y
el Scipion, mandado por Berenguer.
Estos cuatro barcos huidos todos franceses fueron apresados por la flota
británica doce días después de la Batalla de Trafalgar, cuando intentaban ganar
la costa francesa a la altura de cabo Ortegal.
Posteriormente, Dumanoir manifestó no haber visto la orden del Almirante debido
a la humareda reinante.
Casi una hora y media después de
empezar el combate, Horatio
Nelson muere,
alcanzado por un tirador del Redoutable que disparó desde la jarcia. Una bala
de mosquete le entró por el hombro siguiendo una trayectoria descendente hasta
quedar alojada en la columna vertebral. Inmediatamente, Nelson fue trasladado a
la bodega para que un cirujano se ocupara de él, aunque desde el primer momento
pudo constatarse la gravedad mortal de la herida. A causa de ella, Nelson se
fue desangrando en una lenta agonía, rodeado de sus más fieles oficiales.
Durante la misma tuvo momentos de delirio y otros de lucidez. Hubo tiempo de
informarle de la victoria de las armas británicas, tras lo cual pronunció su
famosa frase: «Gracias a Dios he cumplido con mi deber». Sus últimas palabras
fueron «Dios y mi país».
El cadáver de Nelson fue desnudado y
conservado en un barril de brandy de jerez para evitar su deterioro en la
travesía hasta Londres. A su llegada fue enterrado con honores militares en una
ceremonia de una solemnidad nunca antes conocida en Inglaterra.
En el espacio de dos horas, la mayoría
de los navíos más importantes de la flota franco-española ya se habían rendido
o ya no disparaban sus cañones. En este tiempo, Gravina había sido herido y más
tarde encontraron la muerte Dionisio Alcalá Galiano, en el Bahama,
y Cosme Damián Churruca, en el San Juan Nepomuceno. Los
comandantes quedaban la mayoría heridos, así como sus segundos. Casi al final
del propio combate hacia las 6 p.m., el navío francés Achille,
del capitán Deniéport, hizo explosión. El motivo fue que se incendió la santabárbara.
A las seis y media de la tarde
finalizó el combate, quedando la flota franco-española aniquilada en todos los
sentidos. La mayoría de los barcos españoles y franceses que habían sido
apresados por la flota británica fueron llevados a Gibraltar.
Esa noche se desató una tormenta; algunos barcos no pudieron aguantar, como el Santísima
Trinidad, que se hundió con los heridos; otros pudieron llegar a las
costas del golfo de
Cádiz.
Todo esto observó LINO y lo comparó con lo que traía en el chip del CAJON DE LOS CONOCIMIENTOS. Entonces abordó de nuevo su MÓDULO.
Y pulsando el botón de
RETURN, regresó a su Bodega en la colonia Martín Carrera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario